domingo, 9 de enero de 2011

¿ella + el = ellos?

Era como otro sábado cualquiera, ella salía con sus amigas a tomar algo, y él como siempre junto a los suyos; y otra vez más se volvieron a encontrar, volvió a ser todo como antes, ni un beso, ni apenas un simple saludo, lo único que cruzaron fueron unas cortas y tímidas miradas que les hacían parecer dos niños con miedo a que sus compañeros se enterasen de que se gustaban.

Pero todo dio un giro inesperado, cuando al llegar a casa ella recibe una llamada, emocionada lo cogió pensando que podría ser él, y en efecto, el soso y triste sábado se podía convertir en uno de los mejores de toda su vida solo por estar junto a él, aunque solo fuese hablando, pero ese simple echo a ella ya la hacía feliz, y parecía ser que a él también.



Aquella noche volvió a ser idílica, como la primera que habían pasado juntos, o incluso me aventuro a decir que fue mejor, se sorprendieron mutuamente y de una forma grata, él que al principio a ella le parecía un chico tímido y reservado resultó ser muy abierto y agradable; y ella que le parecía a é la típica niña malcriada y creída pasó a convertirse para él en una de las personas más maduras con las que había conversado en toda su vida. Parece mentira como puede cambiar la concepción de una persona con una simple conversación.

Ellos continuaron hablando, y sin apenas darse cuenta las horas pasaron y pasaron hasta ver un bonito y frio amanecer de Enero, y con este ya eran dos los que veían sin apenas conocerse, entonces llegó uno de los peores momentos siempre, la despedida.

A pesar de ser históricamente un momento triste, en ellos se volvió un momento alegre y feliz, plagado de sonrisas y de besos. Terminaron hablando de volverse a ver, a pesar de que ella era reacia, no porque no quisiese, que si por ella fuera, no se separaría de él ni un instante en lo que la quedaba de vida; sino porque creía que iba a volver a ocurrir lo que la noche anterior, que por orgullo ninguno de los dos iba a llamar.


Él la dejó a ella en casa, como si se tratase de una cita en los años 60 y partió para la suya, ella en el trayecto hasta su cama era la mujer más feliz del mundo.Una pena que ella en ese instante despertase y se diese cuenta de que todo aquello que tanto la habia gustado había sido solo un sueño.

Y esto, yo no sé a vosotros pero a mí me recuerda a la canción de Maldita Nerea titulada “Por el miedo a equivocarnos” una historia de dos personas muy diferentes, y eso los hace no entenderse cuando hablan, en incluso los hace pensar que ambos se equivocaban al seguir con lo que al principio parecía ser una bonita relación, y que ahora pasaba a ser fría y distante a pesar de que ninguno de los dos quisiese hacer daño al otro; dando en un momento dado un cambio brusco ya que empezaron a pensar en encontrarse y volver a caer.


 Diana Tejero Pérez.

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